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La ciudad es una especie de ecosistema

Un ecosistema natural forma un espacio donde el juego de la selección natural se desarrolla mediante las reglas de la competencia. Todos los organismos integrantes compiten constantemente por ampliar al máximo su población y su nicho espacial de ocupación. Ese juego resulta en una compleja red de relaciones e interacciones entre especies, de fronteras y de flujos de energía e información, de distribución de espacios y estratos, tanto mas complejo cuanto cuanta mayor sea la diversidad de especies.

El ecosistema urbano por contra responde a reglas de juego muy diferentes, ya que sobre la mera competencia por el espacio, se superponen variadas capas culturales, legales y técnicas que resultan en un conjunto de personas y los objetos urbanos, tanto materiales como inmateriales, unidas por un entramado complejo de relaciones físicas, topológicas, económicas, jurídicas, familiares, emocionales, culturales…

Además, como en todo ecosistema, está sujeto a reglas estrictas de comportamiento y sobrevive gracias a tres flujos: de materia, de energía, y sobre todo, de información. Un flujo de información que hasta hace muy poco solo ha podido usar a los propios ciudadanos como medio de transmisión. 

La ciudad es un ecosistema urbano en crecimiento y cambio constantes, en un ambiente donde la voluntad humana se sobrepone a la naturaleza y la doblega, creando un medio artificial que garantiza, o lo intenta, la calidad de vida de las personas.

Pero esa capacidad humana para remodelar su medio tiene un límite marcado por las enormes fuerzas activas de la tierra. Las fuerzas geológicas y climáticas no son controlables. El cambio climático será sin duda el mayor reto natural al que se enfrentarán nuestras ciudades en este siglo.

Frente a ese peligro la ciudad debe disponer sus líneas de defensa en múltiples ámbitos: en el diseño urbano y planificación, en la forma de construir, en aspectos funcionales, económicos, sociales y culturales… En esta exposición quiero profundizar en el ámbito tecnológico.

El medio actual de flujo de información: las personas

Antes decía que actualmente casi toda la información de la ciudad fluye usando a las personas como vectores:

Las personas observan (son el sensor urbano) se comunican (mediante lenguajes y simbología humanas) y actúan (mueven cosas, construyen cosas, abren o cierran canalizaciones). La tecnología ya les está ayudando a mejorar sus modos de observación mediante cámaras de vídeo, sus canales de comunicación mediante nuevos lenguajes digitales sobre sistemas telemáticos y también a actuar de forma remota mediante actuadores.

Pero todavía en este momento todas las decisiones están tomadas por personas. Y en todo caso si hay una acción remota responde a instrucciones que se transmiten person2 person  y que se interpretan y ejecutan por personas.

Pero todos sabemos, y lo experimentamos día a día, que, sin dejar de ser eficaz, el canal humano tiene muchos problemas:

  • Tiende a corromper el mensaje, el medio es imperfecto y genera imprecisión. No siempre el medio es capaz de modular un mensaje inteligible

  • No siempre las personas están dispuestas a transmitir o incluso tergiversan el mensaje de forma malintencionada.

  • La estructura competencial de las organizacióones suele formar compartimentos estancos.

La tecnología está ayudando a cambiar esa situación imitando las estrategias que la naturaleza lleva aplicando desde hace millones de años.

El ejemplo natural: los sistemas nerviosos

Durante la evolución natural, los organismos con mayor éxito, los más complejos y más eficientes, los más capaces de adaptarse a las condiciones del medio, han sido aquéllos que han desarrollado un sistema neuronal.

El sistema nervioso se configura como un sistema «circular cerrado» de sensación, decisión y reacción, compuesto por un conjunto de sensores (vista, oído, olfato, gusto, presión, temperatura, propioceptores…), conectados mediante un cableado inteligente (nervios aferentes) a centros de decisión especializados (médula espinal, ganglio espinal, cerebelo, bulbo raquídeo, cerebro…) que a su vez utilizan otro cableado (nervios eferentes) para dar instrucciones a órganos actuadores (músculos). Toda nuestra tecnología de control en cualquier ámbito, desde la industria a la vida doméstica son imitaciones de esta estrategia.

Esta capacidad del sistema nervioso para sentir, decidir y actuar supuso una mejora radical para asegurar su éxito competitivo y no ha dejado de mejorar y adaptarse a las necesidades de la lucha por la supervivencia.

El sistema nervioso urbano

Pues bien, las ciudades, las mayores máquinas construidas por el hombre,  están en una encrucijada donde deben luchar por su supervivencia y su arma definitiva, como lo ha sido para los seres vivos, será la tecnología porque proporcionará a la ciudad su propio Sistema Nervioso Urbano.

Un sistema urbano que se debe construir siguiendo la pauta de los modelos orgánicos pero con sus propias características: 

  • Tiene sensores: las ciudades están desplegando con un crecimiento exponencial toda clase de sensores, incluyendo a los propios ciudadanos (citizens as sensors). Si conservamos el símil orgánico la ciudad tendrá vista, oído, olfato, gusto, presión, temperatura, pero también muchos otros: humedad, precipitación, contaminación aérea, caudalímetros, manómetros, de viento, de insolación, de contenido de un frigorífico, de personas en un local, de peatones en un vado, de vehículos en una calle, de ratas en una galería de servicio, de consumos de energía, de agua, de emisión de residuos y aguas fecales….

Un creciente universo de sensores posicionados en los edificios, en las infraestructuras, en los espacios libres y las calles, en los electrodomésticos, en las viviendas, en las industrias, los comercios y las oficinas, en los vehículos, en los smartphones y dentro de nuestro cuerpo. Ubicuos, cada vez más pequeños, fijos o móviles, algunos seguramente indetectables. Colocados por los propietarios de los espacios urbanos, por sus administradores o por piratas urbanos. Cada día más automatizados, autoreparables, alimentados por energías fotovoltaicas, químicas o térmicas. Quizá algún día orgánicos y autorreproducibles.

  • Tiene un cableado digital: sobre cobre, sobre fibra o inalámbrico , que conectan a todos los elementos del sistema entre sí y con sus centros de control formando un universo de comunicación machine2machine que dejará a la comunicación humana obsoleta por lenta e ineficaz.
  • Tiene centros de decisión que leen la información de los sensores, disponen de reglas de comportamiento y toman decisiones. Centros distribuidos a todos los niveles de la ciudad, desde el frigorífico que hace los pedidos al supermercado, hasta el centro de gestión del tráfico que controla todas las intersecciones de la ciudad.

  • Y tiene actuadores, motores que abren y cierran puertas y válvulas, relés que accionan interruptores de energía,  encienden o apagan motores, abren o cierran semáforos. Actuadores que regulan os flujos de materia y energía y sustituyen eficientemente a las personas.

La ciudad irá delegando así el control sobre un sistema nervioso urbano cada vez más autónomo. Distribuyendo inteligencia entre los sistemas y objetos que forman la ciudad, creando una red neural capaz de reaccionar de forma automática.

Fuente: Diamante Digital http://www.findeter.gov.co/

 Un sistema nervioso con varias caras:

Con aspectos muy positivos:

  • Permitirá que la ciudad sienta y reaccione siguiendo pautas de comportamiento establecidas por sus habitantes y eso le permitirá mitigar los efectos del cambio climático. Integrando todos los elementos de la ciudad en un diálogo entre las cosas y de las cosas con las personas.

  • Ayudará a los ciudadanos a comunicarse con la ciudad, ampliando de forma extraordinaria nuestra capacidad para percibirla e interactuar con ella.

  • Creará un medioambiente rico en información compartida, una esfera de comunicación que conecte a las instituciones, a las empresas, las asociaciones y las personas en todo momento y promueva la prevención, la protección y la reacción ante el riesgo.

  • Proporcionará información en tiempo real de toda clase de eventos urbanos mostrando un cuadro de mandos integral, vital para la gestión y la planificación urbanas.

  • Proporcionará  nuevos sistemas energéticos, de movilidad, de distribución de agua y de materiales esenciales, de saneamiento y limpieza… Nuevos sistemas que equilibren la eficiencia y sostenibilidad económica con la resistencia y capacidad de recuperación ante desastres.

Pero también:

  • Puede crear desigualdad por limitaciones diferenciales de acceso de las personas a la tecnología
  • Puede poner en peligro la privacidad de las personas y las instituciones.

La arquitectura del sistema nervioso urbano

El despliegue de este sistema por la ciudad se debe realizar cumpliendo algunas reglas que lo hagan posible:

  1. Debe responder a una distribución de responsabilidades entre todos los agentes urbanos. No puede ser una acción pública porque no hay los recursos económicos precisos, ni puede ser una acción privada porque la administración de la ciudad como ente es una competencia pública. Será la colaboración público-privada el mecanismo principal.

  2. Se debe ejecutar de forma simultánea  e integrada con los procesos existentes de transformación de la ciudad, colonizando el tejido urbano progresivamente, encajada dentro de los procesos habituales de urbanización, edificación y conservación de la ciudad.

  3. El resultado debe ser una infraestructuras de comunicación, sensorización, actuación y decisión, segura y resistente, porque será la piedra de toque ante los riesgos naturales. La fiabilidad del sistema deberá garantizarse en todo momento y en cualquier situación y por eso será también preciso distribuir la responsabilidad de su mantenimiento y mejora constantes. 

  4. Debe orientarse a estructurar los objetos urbanos como espacios tridimensionales, asignados a usos, derechos y obligaciones  íntimamente ligados a su estructura jurídica.

  5. Se deben construir  los inventarios de la ciudad,  como repositorios de datos que describen y controlan los objetos y las relaciones que forman el ecosistema urbano. Una tarea titánica que sólo se puede llevar a cabo mediante la colaboración. Inventarios que forman el corazón del sistema y que se mantendrán actualizados porque todos los agentes que alteran la ciudad deben colaborar en describirlos.

  6. Se deben sistematizar todos los procesos públicos de gestión urbana (autorización, inspección y ejecución) de forma que sean ellos quienes determinan la situación física, jurídica, administrativa y funcional de cada objeto de la ciudad. Un sistema transaccional que permita mantener los inventarios actualizados.

  7. Se deben desplegar las plataformas de operación inteligente que reciben los eventos y aplican los procedimientos, asegurando la eficiencia global del sistema y poniendo al ciudadano como la pieza central del sistema, el cliente de una ciudad donde el municipio es en última instancia el proveedor.

  8. Se deben establecer las reglas y procedimientos de comportamiento para resolver los eventos urbanos, desde los más cotidianos como limpiar las calles a los más raros como terremotos o inundaciones. Asignando el máximo de autonomía a subsistemas inteligentes sin perder la visión de conjunto y el control de la situación.

  9. Se deben montar los mecanismos de comunicación entre los objetos y dispositivos de la ciudad con los procesos de gestión del Inventario formando el cableado del nuevo sistema nervioso.

  10. Al final es preciso establecer los mecanismos de publicidad e interacción con el ciudadano y el administrador urbano mediante cuadros de mando, visores geográficos e informes en un ambiente interactivo que sirva para enriquecer el Inventario. Marcando los límites de la privacidad y sus mecanismos de defensa mediante nuevas legislaciones,  una nueva cultura, nuevos sistemas de inspección y control.

Estas acciones no son sencillas de realizar.

  • Siempre suponen una fuerte inversión económica inicial aunque se asegure un ROI que las amortice rápidamente

  • Deben funcionar en un ambiente colaborativo: la informalidad y la transgresión contaminan el sistema y pueden llegar a inutilizarlo

  • Exigen una fuerte voluntad política que trascienda a los períodos legislativos, porque tienen un momento de arranque, pero no tienen final, siempre estarán sujetos a mejora y cambio constantes.

  • Suponen un cambio organizativo de las administraciones públicas, eliminando la patrimonialización de los datos, generando sistemas que trascienden a sus creadores, simplificando y racionalizando la administración pública.

  • Generan fuertes resistencias al cambio ya que fomentan la transparencia de los asuntos públicos, favorecen la fiscalización de la acción pública por los ciudadanos y pueden afectar a la esfera privada de las personas. Por tanto deben establecerse límites y muros que aseguren la privacidad de las personas y las organizaciones y aseguren la limpieza y ética de las operaciones.

En resumen: la tecnología puede ser un arma fundamental en la lucha de las ciudades ante el cambio climático dotándolas de la capacidad de sentir, de tomar decisiones y de actuar. De crear una nueva dimensión de ciudad: la ciudad consciente.

Fuente: http://www.contrainfo.com/1967/el-cerebro-y-la-cultura/

Ignacio Arnaiz Eguren

Director de Innovación

Arnaiz & Partners SL