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El Barrio es una referencia constante en el mundo de las ciudades, pero siempre aparece como una referencia poliédrica. En su base conceptual es claramente un espacio urbano, una delimitación geográfica real o imaginaria, un espacio público (véase la entrada Reflexiones sobre el espacio público en este mismo blog). Aunque mandar a alguien al otro barrio tiene otras connotaciones más fúnebres. En esta entrada voy a intentar hacer un repaso de todas esas caras que nos muestra el concepto de barrio y deslindar las que son más útiles para analizar y estructurar la ciudad.

Ese carácter poliédrico determina cinco formas de ver el concepto barrial:

  1. Como espacio emocional
  2. Como espacio funcional homogéneo
  3. Como espacio administrativo
  4. Como espacio de convivencia
  5. Como unidad genética

Visto de estas cinco formas, el barrio adquiere una delimitación difusa, como si fuese un electrón sujeto al principio de indeterminación de Heisenberg que nos indica que el barrio sin duda está ahí, aunque nadie nos pueda decir con certeza donde está realmente.

El barrio emocional

La naturaleza humana tiende a crear fuertes, a veces hipertrofiados, lazos emocionales con SU territorio, lazos que pueden proceder de varias fuentes:

  • Del territorio infantil: la impronta sobre los niños de su ámbito de juego sin duda permanece a lo largo de toda su vida, forma un territorio cuyas dimensiones se van ajustando, desde la inmensidad infantil hasta sus proporciones reales adultas. Siempre es una sorpresa comprobar de adulto cuan pequeños eran los enormes espacios de la niñez.

Imagen obtenida de Plataforma Arquitectura
  • De la tradición oral familiar: la transmisión familiar del sentimiento de pertenencia a un lugar, a un terruño, puede llegar a crear lazos incluso con territorios nunca vistos o vividos, porque la transmisión nostálgica tiene una enorme fuerza emocional. Esta tradición se potencia si además se mezcla con situaciones de injusticia, de desahucio forzoso o incluso de exilio.

Imagen obtenida de https://competenciasciudadanasyanet.wordpress.com/
  • Del sentimiento grupal adolescente: la capacidad para crear un imaginario territorial en los grupos y las tribus urbanas es enorme. En el peor de los casos la ciudad se compartimenta y asigna a bandas o «gangs» que ejercen un control efectivo, casi militar, de su territorio.

Favorecer la creación de lazos emocionales con el barrio es fundamental si se que quiere hacer más estable la distribución demográfica urbana. Aunque hoy día la disponibilidad de las personas y las familias para mover su domicilio en función de la localización de trabajo es muy valorada por las empresas globales, una exigencia «antiemocional» que encaja mejor en la cultura anglosajona que en la cultura mediterránea.

El barrio funcional

La estructuración urbana, fruto del análisis, la planificación y los condicionantes de movilidad e infraestructura, suele intentar o proponer una división urbana en barrios. Es por tanto una división basada en criterios racionalistas que buscan la máxima economía y funcionalidad urbanas.

Un ejemplo paradigmático de este método «científico» de delimitación de barrios se puede observar en el documento: MADRID CENTRO: DIVISIÓN EN “BARRIOS FUNCIONALES dirigido por Agustín Hernández Aja en 2007. Donde la superposición de las divisiones administrativas, los crecimientos históricos, las dimensiones del soporte físico, las trazas del espacio urbano y las dimensiones sociales y económicas, determinan una delimitación resultante en barrios funcionalmente homogéneos.

Imagen extraída del documento antes citado

Este enfoque racionalista es sin duda válido, aunque no siempre acierta en sus resultados y sobre todo se suele aplicar a la ciudad existente, sin tener en cuenta que la ciudad es un ente vivo sujeto a cambios y crecimientos constantes.

El barrio administrativo

Cuando la ciudad crece y las distancias a pie empiezan a superar los 15 minutos, la ciudad necesariamente tiende a fragmentarse. Véase la entrada La renta, la velocidad y el tamaño de la ciudad en este mismo blog. La autoridad municipal en un intento de acercar la gestión al ciudadano distribuye el territorio en Distritos y Barrios. Los criterios de fragmentación suelen ser semejantes a los utilizados para delimitar los barrios funcionales, aunque no suelen utilizar un método científico, lo normal es formar barrios con un tamaño poblacional semejante, como las secciones censales, pero sobre todo con una dimensión espacial equilibrada, utilizando la traza urbana como fronteras potenciales.

Hay que tener en cuenta que el barrio administrativo tiene una clara utilidad política, por una parte proporciona a los ediles un campo de juego propio y por otra intenta atraer el voto demostrando a los ciudadanos el interés y especial atención del Ayuntamiento sobre su barrio.

Imagen procedente del sitio web de Madrid (www.madrid.es)

Su principal inconveniente es la rigidez en la delimitación: la administración va dotando al barrio de estructuras institucionales propias y equipamientos propios que dificultan su adaptación ante cambios sociales o económicos. En el estudio citado anteriormente se evidencia la discrepancia espacial entre el barrio administrativo y el barrio funcional, fruto de sus diferentes dinámicas evolutivas.

El barrio convivencial

  • Cada vez adquiere más fuerza la necesidad de que el barrio forme una «Comunidad» y que sea el lugar natural donde las personas se conozcan y se ayuden. Un lugar donde sea posible ejercitar la innovación social y lacibles y además están sujetas a modas. Para su análisis creo que es adecuado hablar de «espacios atractores», aquéllos espacios urbanos que, de forma temporal o permanente, suscitan el interés de las personas y las inducen a moverse hacia ellos. 
  • Espacios públicos como plazas y jardines, normalmente con áreas de juego infantil. Seguramente son los espacios de relación por excelencia. Generan áreas de influencia circulares de radio corto con población cautiva de las rutinas infantiles y frecuencias de visita muy altas, incluso diarias, en horarios compatibles con el calendario escolar.

  • Parques urbanos, son espacios de grandes dimensiones, en ocasiones utilizados para eventos o actividades culturales o sociales. Generan grandes áreas de influencia ya que para acceder a ellos se utilizan medios de transporte público o privado. Las frecuencias son muy variables aunque es habitual que se usen más intensamente los fines de semana.

Parque de El Retiro (Madrid)
  • Espacios viarios comerciales, la generación de tramos viarios de alta actividad comercial está sujeta a condiciones no siempre fáciles de explicitar. (comercios atractores, facilidad de acceso o aparcamiento, buena dotación de espectáculos o restaurantes…). Las frecuencias están sujetas a los horarios comerciales y generan enormes áreas de influencia de alcance metropolitano y en ocasiones de alcance internacional. Espacios bien diferentes del gran centro comercial suburbano sujeto a una dinámica propia e incapaz de aportar nada al concepto barrial.

  • Espacios viarios de ocio y restauración, al igual que los espacios comerciales no siempre es fácil dilucidar las causas de su origen. Lo cierto es que tienden a concentrar la oferta en tramos concretos que facilitan la selección de un local y la posibilidad de deambular entre varios locales muy cercanos. Los horarios más habituales son los nocturnos y generan áreas de influencia de alcance exclusivamente metropolitano. También son espacios bien diferentes de los Centros de Ocio suburbanos, insertos como cuerpos extraños, incluso molestos, en barrios suburbanos.

  • Centros culturales y de innovación, la dinamización social hacia la convivencia, la difusión cultural y la innovación mediante centros públicos está revolucionando las formas pasivas y tradicionales de cultura como los museos, las bibliotecas o las salas de exposiciones. Son centros donde las actividades interactivas abren nuevos canales de comunicación ciudadana y cuya creatividad está rebasando las fronteras de la ciudad y gracias a las tecnologías de la comunicación adquieren una dimensión global inusitada, son capaces de expandir el barrio hacia el mundo.

Imagen extraída de www.medialab-prado.es

Atendiendo a estos espacios atractores el concepto de barrio es mucho más elástico. Un bulevar de ocio y restauración dividido axialmente por una frontera administrativa o incluso funcional, desde un punto de vista convivencial es una unidad indivisible, él sólo es capaz de formar un barrio que abarca toda su área de influencia.

La unidad genética

El barrio genético es aquél que se ha gestado ex novo con la pretensión de que forme una unidad urbana netamente identificable del resto urbano y que agrupe todas las dimensiones indicadas.

Un barrio poliédrico que pueda llegar a ser un referente emocional para sus habitantes. Que forme una unidad funcional con el máximo de independencia con respecto a su entorno, incluso con sistemas, infraestructuras y dotaciones sostenibles y diferenciadas. Un barrio que pueda llegar a tener autonomía administrativa. Un barrio que permita a sus habitantes resolver la mayor parte de sus necesidades de relación y ocio. Incluso un barrio que por sus condiciones pueda llegar a ser un atractor de actividad sobre un área de influencia metropolitana o incluso superior. Un barrio finalmente cuyo diseño urbano favorezca la comunicación y la participación, la interacción con la naturaleza y la sostenibilidad.

Barrio sostenible de Arnaiz&Partners en Piedecuesta. Santander. Colombia

Unos nuevos barrios que lo quieren todo, la duda es si conseguirán salir del imaginario colectivo a la realidad urbana.

Ignacio Arnaiz Eguren

Responsable de Innovación

Arnaiz Urbimática SL